martes, 22 de marzo de 2011

Desafio Sierra de Aznalcollar

Este sábado he disfrutado... sufrido, gozado de la Sierra de Aznalcollar. Aún estando en un estado de forma muy precario y no habiendo podido entrenar las dos últimas semanas, me atreví a participar en esta Ruta para conocerla y para empezar con mi calendario de Rutas BTT desde principio de temporada, y no después del verano como solía hacer.
Antonio Servando, Carlos G. Eirín y yo repreentamos al CCG-Pub Andalusí. La prueba estaba organizada por el C.C. "Las Caña" de Aznalcollar y la Federación Andaluza de Ciclismo, y tras un retraso considerable salimos a las 9:45h. Pronto los tres miembros del C.C. Guadiamar nos fuimos ubicando donde nos correspondía, es decir, Carlos por delante, Antonio detrás de él y yo cada vez más "patrás". He de decir que cuando me apunté a esta prueba no esperaba que fuera tan dura, ya que desde el principio nos topamos con rampones ¡¡sin telesilla!! que la mayoría de los ciclistas no podían subir encima de sus bicis, y menos sin saber lo que nos podía venir después. Tras unos kilómetros en los que aguanté un ritmo aceptable, sobre el kilómetro 16 ó18 caí en unos momentos durísimos ya que al cansancio se le sumó lo cargada que tenía las piernas, un intensísimo dolor lumbar y para colmo, el tornillo de la biela se me aflojó y no tenía la llave para apretarlo. Sumido en un pozo bastante profundo mi lucha interna se preguntaba como podía estar tan chungo con lo que quedaba aún de ruta. Además me adelantaba gente digamos... gordita como yo, más aún, pero que pedaleaban más que yo y subían más que yo… uff!! Esto me hundió, pero vamos... que tampoco me picaba en seguirlos, simplemente porque no podía y porque bastante tenía con pedalear “palante” a la velocidad justa para no desequilibrarme, jeje. El problema de la biela lo fui arrastrando toda la prueba, aparte del “chirrío” constante, al pedalear se pegaba un golpe de ligero golpe de pedal bastante molesto y tuve que parar unas cuatro veces para apretarlo con los dedos y con alguna piedra que más o menos apretaba algo. Por fín llegué al primer avituallamiento (km 27). Estaba demasiado lejos, se me hizo eterno llegar a él. Tras reponer fuerzas en este avituallamiento y comprobar como nadie en la organización llevaba herramientas, llaneé un poco y me encontré mejor tanto del dolor, como de las fuerzas gracias a los plátanos, acuarius y las naranjas que estaban riquísimas… sobre el kilometro 28 me encuentro…, sorpresa!!, dos tíos de naranja con problemas mecanicos: eran Antonio y Carlos, que este último había pinchado dos veces y tuvo que esperar a Antonio para usar su cámara. Desde aquí fuimos los tres más o menos juntos, yo hubiera preferido que siguieran a su ritmo, pero Carlos se empeñó en acompañarme.

Después entendí que su cortesía estaba fundada en un interés necesario para/con mi cámara de repuesto. En los últimos kilómetros surgieron los calambres habituales cuando no se está en forma. En esta ocasión se me cargaron una barbaridad los cuádriceps debido a el exceso de subida y que las bajadas muy bruscas y técnicas te obligaban a atacarlas sin poder sentarte por lo que la musculatura de esa zona no descansaba en ningún momento. Finalmente, para redondear el día, Carlos tenía de vez en cuando problemas con su cadena, que saltaba, y en una rampa muy empinada este salto casi lo hace caer, cuando se quiso incorporar comprobó como se le había salido la rueda de atrás (mi maaadre!!). Se ve que no lo apretó bien tras arreglar el pinchazo y eso provocaba esos saltos de cadena. En fin, que llegamos los tres, Antonio por delante, y nos tomamos nuestra cerveza, nuestros grabanzos y nuestro bistech… mmmm!! En fin, gozo, gozo y más gozo!! Bueno… una mijita de sufrimiento también. Un saludo.


3 comentarios:

  1. Vaya pechá de reír que me he dado con tu relato. Se podría titular, "Crónica de un globero jarto de garbanzos".
    Bromas aparte, muy buen post. Y el que lo haga mejor, ahí está el tajo...

    Un saludo amigo!

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  2. Completamente de acuerdo con Diago, doy fé que no me esperaba esas paredes por las que nos hicieron subir y poner pie a cojones al menos tres veces. De aquí dar las gracias al de Protección Civil por hacernos esa peazo de afoto en la que se ve el paisaje tan bonito pero que me ha sacado como si fuera un enano......jaaa

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  3. jajajaja!! es verdad tio! haberte subido a un pedrusco.
    Esa impresión se debe a perturbaciones debidas a los efectos ópticos que se producen por la poca armonización de las profundidad con las dimensiones verticales. En la próxima me pongo yo en medio dos metros más "patrás" y así lograremos la armonia visual... y de paso parezco más flaco!! jajaja

    Ah! Diago, que de globero nada que vamos bien equipados. De hecho, a ver si encuentras tu en el pelotón internacional algún ciclista que lleve pilas del cuentakilometros de repuesto... toma ya!!, (que eso se me olvidó ponerlo en la crónica)!!

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